domingo, 8 de abril de 2012


INFORMADOR PÚBLICO

Una conmemoración del 2 de abril diferente

abril 6, 2012
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Es una realidad bien evidente que los Veteranos de Guerra de Malvinas son un fiel reflejo del país. Son un poco más de 23.000 mil, sin embargo hay centenas de centros y asociaciones a lo largo y ancho del país.
Este número se debe que muchísimas son locales en pueblos y ciudades y aglutinan a los Veteranos radicados en las mismas.
En las organizaciones mayores algunas están enfrentadas entre si. Otras, afortunadamente son pocas, con objetivos que no son precisamente la recordación de vivencias comunes, la camaradería o la obtención del reconocimiento de sus compatriotas, sino la lucha política, muchas veces con objetivos espurios o inconfesables.
Esto lo sabe este gobierno y busca explotarlo para su propio beneficio. Precisamente en la actualidad utiliza el tema Malvinas para distraer la atención del pueblo de los gravísimos problemas internos que ya amenazan a convertir a la conducción política del país en prácticamente inmanejable.
Los principales actos oficiales programados para conmemorar los treinta años de la iniciación de la guerra tuvieron un fuerte tinte de nacionalismo, agravios y el enunciado de políticas, sacadas de la manga como arte de magia, sin mayor análisis ni estudio y algunas inclusive contrapuestas a lo anunciado sólo poco tiempo antes.
Pero el objetivo de esta nota no es analizar la siempre cambiante política del gobierno sino describir una ceremonia en la cual se conmemoraba esa importante fecha.
Un par de meses atrás, el Almirante Carlos A. Büsser quien fuera el comandante de la Fuerza de Desembarco que recuperó las Islas Malvinas el día 2 de Abril conjuntamente con un grupo de oficiales de la Fuerza de Tarea Naval (ref. 1) a la cual pertenecía la Fuerza de Desembarco, decidieron organizar una ceremonia en un lugar central de la Capital Federal e invitar a la misma a todos los Veteranos de Guerra sin excepción y aquellos ciudadanos que quisieran adherirse a la conmemoración.
No interesaba su Fuerza de origen, asociación o ideología política. Lo importante era que sean veteranos de guerra y la ciudadanía que se consubstanciaba con ellos. Inclusive se invitaba a aquellos que se denominan Veteranos no reconocidos.
Es así que se seleccionó la Plaza Irlanda por sus dimensiones, su estratégica ubicación y por llevar el nombre del país en el cual nació nuestro máximo héroe naval, el Almirante Guillermo Brown.
En los lugares indicados por carteles de referencia formaron las dotaciones de las Unidades navales y del Ejército Argentino que participaron en la operación de recuperación de las Islas Malvinas y las Georgias del Sur. Los demás veteranos del Ejército, de la Fuerza Aérea y de las Fuerzas de Seguridad y Policiales también tuvieron un lugar específico asignado.
Presidió el evento el Almirante Enrique Molina Pico acompañado por el Presidente de la Junta Comunal Nº 6 de la CABA, Sr. Marcelo A. Iambrich y altos oficiales veteranos de las FF. AA y de Seguridad (ref. 2).
La ceremonia comenzó a las 17.00 hs. con el izado la inmensa bandera en el mástil principal de la plaza al son de la tradicional canción “Aurora” ejecutada por una banda de la Armada. Después de entonar el Himno Nacional Argentino se impartió una invocación religiosa y se dio lectura a la lista de los cuatro caídos en estas primeras operaciones y se hizo mención general de todos los caídos en los 74 días del conflicto.
Se pronunciaron tres discursos: el primero por el ex conscripto del Batallón de Infantería de Marina Nº 2, Daniel Tosolini, luego el del Suboficial Mayor Juan F. Tobar, de la dotación del buque ARA “Santísima Trinidad” en aquellos años y finalmente el del Alte. Molina Pico que fuera comandante del destructor ara “Hércules”. Tuvieron la misma característica y reflejaron puntos de vista personales de sus vivencias en la operación (ref. 3).
Después del clásico toque de silencio se cantó la marcha de las Malvinas por todos los presentes y se arrió la bandera argentina.
Se calculó una presencia entre veteranos y público entre 2000 y 2200 personas (ref. 4).
Lo destacable de esta ceremonia fue su absoluta asepsia política y el sentir de los participantes que enmarcó a la ceremonia en un profundo fervor patriótico, pocas veces visto en los últimos tiempos.
El desfile final previsto fue parcialmente ejecutado ya que el mismo se frustró porque prevaleció la alegría de volver a encontrarse con viejos camaradas que festejaron alegremente su reencuentro, tal vez después de décadas que no se veían.
También cabe destacar la ausencia de todo factor discordante o fuera de lugar en el desarrollo de la misma.
En resumen, fue un acto diferente a los oficiales que efectúa el gobierno, buscando manipular o distraer la atención de otros problemas.
No hubo la perversa politiquería gubernamental, ni reclamos, ni reivindicaciones, ni exaltación del conflicto bélico, ni amenazas y descalificaciones y sin agravios de ningún tipo.
En síntesis fue una cita de honor para recordar y honrar a los caídos y por otra parte, una verdadera fiesta de camaradería por el reencuentro de los ex combatientes, sus familias y la ciudadanía.
Dr. Alfredo Raúl Weinstabl

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