miércoles, 13 de julio de 2011

Borges y una nota colorida sobre Malvinas.... y una gran verdad que no cuenta ningún militar



El unico rival de Sabato

Borges tenía mucho humor.
Era muy divertido.
También podía ser malévolo con la gente. Como le pasaba a monsieur Teste, la estupidez no era su fuerte. Podía ser implacable con los pedantes, con los que buscaban acercársele para ser vistos con el maestro. Un día estaba en Ottawa en una universidad que lo había invitado y se aburría mortalmente en el departamento de literatura. Un profesor se le acercó y, para hacerse el simpático, le dijo: “No soy de Ottawa, soy de Toronto. Me llaman el tonto de Toronto...”. Al contar la anécdota, Borges concluía: “¡Y nadie en la vasta sala lo contradijo!”.
En el momento de la Guerra de Malvinas, Borges estaba furioso con los militares que habían enviado tropas formadas por soldados jóvenes a hacerse matar tan lejos por la sola gloria de los generales argentinos. Borges, que tenía entonces ochenta y tres años, escribió una carta abierta en el diario La Nación donde decía que le parecía vergonzoso que generales que no habían combatido nunca, que nunca habían escuchado una bala pasar silbando cerca de sus orejas, enviaran a jóvenes a hacerse matar a las Malvinas.
Un general argentino le respondió con otra carta abierta:
“Yo soy un general argentino y escuché una bala pasar silbando cerca de mis orejas”.
Respuesta de Borges: “Discúlpeme. Cómo pude equivocarme así. Lo admito, es verdad, hay un general argentino que escuchó una bala pasar silbándole cerca de las orejas”.




Estos recuerdos de Borges forman parte de Conversaciones con un amigo (La Compañía), un pequeño volumen que reúne diez charlas entre Alberto Manguel y el editor francés Claude Rouquet. “No me imagino que un libro así pudiera nacer en un contexto diferente del de la amistad”, confiesa Manguel en el epílogo del libro imaginado junto a quien es su amigo desde 1993, responsable de la pequeña editorial francesa L’Escampette.

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